En las zonas más rurales de Sudáfrica nos ha tocado pasar algunas noches sin electricidad.
Observando a Michel frente a su computadora alumbrado por una vela, me recuerdo a mi misma en San Cristóbal terminando una tarea de cuarto grado en las mismas condiciones pero jugando con la candelita.
El fuego nos sigue cautivando como en la prehistoria, seguimos congregándonos fascinados a su alrededor. Para estrechar lazos y compartir cuentos, no hay nada mejor que una parrilla.

Cada región tiene su ceremonial para encender el fuego, sus artilugios, tipo de parrillera, cortes de carnes y sus acompañantes típicos.

En Venezuela, para mi, nada como la punta trasera, morcilla, yuca y guasacaca. En Ecuador pediría borrego asado con habas, queso y llapingachos. En Perú, muero por un pincho de anticuchos callejero. Pensar en una rodajita de picanha brasileña me hace agua la boca. En Francia, Barbecue es sinónimo de verano, rosé para el aperitivo y para la côte de bœuf que no falte la mostaza de Dijon.
En una de nuestras primeras etapas en la Garden Route, nos encontramos entre las instrucciones del alojamiento: «You are welcome to braai». ¡Qué expresión tan simpática pensé! Luego escuché a una madre, preguntar a su hijo preadolescente: «Do you want to braai?»
¡Entonces, resulta que Braai es un verbo!
A pesar de toda nuestra experiencia parrillística nunca había conjugado el verbo “parrillar”. A ver, yo parrillo, tu parrillastes, el parrillarará, nosotros parrillaríamos, vosotros parillarareis, ellos habrían parrillado. No creo que la RAE esté lista para mi gramática.
Un auténtico braai se debe cocinar con fuego, usando leña o carbón. No se considera braai si se usa gas o una parrillera eléctrica.
La otra especificidad del braai sudafricano es que no requiere ni de una ocasión especial, ni de buen tiempo. Ustedes me dirán en latinoamerica tampoco, pero quizás necesitamos más organización, una parrilla es más un evento, que aunque siempre podemos improvisar, también requiere de una logística, por ejemplo ¿Dónde? Esa no es una pregunta aquí. Todo el mundo tiene al menos un braai y además hay parrilleras públicas por doquier.
En cada uno de nuestros diversos hospedajes, hemos tenido a nuestra disposición una parrillera para uso exclusivo, algunos modelos inéditos para nosotros.
Aquí, Braai es un verbo, es la acción y lo cierto es que los sudafricanos siempre están prestos para encender el fuego. Braai, carbón y leña están omnipresentes.
Entre las carnes para Braai están los tradicionales cortes de carne de res, cerdo o cordero, además se consiguen otras carnes exóticas para nosotros como el jabalí, kudú, springbok o ñus .
La especialidad local que no puede faltar en un braai son las boerewors, traducido del afrikáans significa literalmente la salchicha del granjero. En estas salchichas el ingrediente principal es la carne (90%) de res, kudú o ñus. Están condimentadas con cilantro, nuez moscada y pimienta. Son muy sabrosas.
El braai se sirve tradicionalmente acompañado de :
– Pan de ajo: una barra de pan blanco relleno de mantequilla de ajo que venden ya listo, envuelta en papel de aluminio. Es adictivo.
– Ensalada de papas, intrascendente para mi.
– Mazorcas o choclos, asados sobre el braai ¡por supuesto!
– Pap: una polenta de harina de maíz no precocida, tiene la textura y el sabor de un bollito de harina pan.
Y a falta de guasacaca, ají o mostaza de Dijon tienen una gran variedad de salsas para braai y el Chakalaka.
El Chakalaka es una salsa a base de caraotas, zanahoria, tomates ají, pimentón condimentada con curry, jengibre y cilantro. Probamos el que preparan en el supermercado y nos encantó. Para nosotros estaba solo ligeramente picante.
Hemos “brayado” bastante a lo largo de nuestro viaje en la nación del arcoiris. Pero, sin duda nuestro braai más salvaje ha sido en el Parque Nacional Kruger, frente a los hipopótamos que se bañan en el río Letaba.

En el menú, boerewors y bistecs de wildebeest (ñu) provenientes de las zonas de caza fronterizas al parque (game meat). Las salchichas cumplieron pero la carne nos pareció dura y seca.




Cocinar a la parrilla debe estar guardado en nuestro sistema límbico como un instinto de supervivencia. Gracias a las primeras tecnologías, la caza y el dominio del fuego, hoy podemos seguir disfrutando de los braai, mientras presumimos nuestras fotos en redes sociales.
We love to Braai ! ❤ 🇿🇦

Replica a ¿Qué comimos en Sudáfrica? – Los Viajes de Sara y Michel Cancelar la respuesta