
A finales de septiembre del año 2022, buscábamos un destino de viaje. Haciendo una búsqueda abierta en Google flight encontramos un vuelo a 40 euros (sin maletas) hacia Preveza.
— ¡Preveza! ¿Pero, dónde queda eso ?
— En el oeste de Grecia, en las orillas del mar jónico, al sur de Corfú.
A Michel le encantó, quería regresar a Corfú. En 1976, después de graduarse de bachiller junto a dos compañeros de promoción viajó hasta Atenas con un Pase Interrail, un ticket de transporte que permite viajar en tren a numerosos destinos en Europa.

Este fue el primer gran periplo de Michel, su primer itinerario registrado. Desde la estación de Mirecourt (Vosges, Francia) partieron a Bélgica, pasaron por Holanda, Alemania, recorrieron Yugoslavia y llegaron hasta Atenas, donde emprendieron el retorno. Con un presupuesto escuchimizado, llegaron a Corfu. Para regresar al continente, decidieron embarcar como polizones en un ferry hacia Bari, fueron descubiertos y casi lanzados al mar. Pero bueno acá lo estamos contando casi medio siglo después. Michel, sigue siendo un explorador apasionado y un gran aventurero. Doy fe de ello.
Regresemos al 2022. En nuestro planing pensábamos viajar en bus desde Preveza a Tesalónica pasando por Parga, Corfú y los monasterios de Meteora. En Tesalónica, Michel viajaría hacia Qatar, para el Mundial de fútbol y yo regresaría a Francia. Decidimos viajar ligeros y no incluimos en nuestro equipaje las bolas de petanca.
Apenas aterrizamos en Preveza, nos acercamos a la oficina de turismo, el funcionario nos sacó un mapa de la zona y lo primero que vi, fue la palabra petanca. El fin de semana justo antes de nuestra llegada se había jugado el campeonato nacional. El terreno estaba muy cerca de nuestro apartamento. Nos entristecimos de no haber llevado nuestro material deportivo. Los miembros del club nos prestaron un par de tripletas y jugamos felices un par de partidas.

Continuamos en bus hasta Parga, una pequeña y bellísima ciudad costera, custodiada por las ruinas de una fortaleza normanda remodelada en castillo veniciano. El mar es divino, las calles están llenas de encanto, es un sitio super turístico e instagramable. Nos detuvimos dos días para descubrirla y luego navegamos en ferry hasta Corfú.

Al desembarcar, Michel tenía muy poquitos recuerdos, bueno habían pasado 46 años de ese momento full de adrenalina. Pasamos casi tres semanas en la isla más verde de Grecia, hicimos caminatas fabulosas, nadamos en sus sublimes aguas cristalinas, saboreamos las deliciosas especialidades griegas y a pesar de la barrera lingüística nos integramos en el estupendo club de petanca. Los terrenos se encuentran frente al mar con una vista espléndida hacia la antigua fortaleza y los jugadores son sumamente amables, nos prestaron dos buenas tripletas para usar durante nuestra estancia.

Interrumpimos nuestra periplo en Grecia y regresamos juntos a Francia, para acompañar a nuestro querido Didier en su último viaje.
Hace dos semanas (mediados de septiembre de este año), de nuevo me encontré buscando un destino de viaje. Google Flight me anunció un vuelo a 70 euros (sin maletas) hacia Corfú. A Michel le encantó. Regresamos, esta vez con nuestras propias tripletas.
Tenemos muy buenas remembranzas. La silueta del Monte Pantokrator, las numerosas colinas verdes, los campos de olivos, el olor a lavanda, higos, romero y orégano en los paseos, las aguas cristalinas, los lindos gatitos y la afabilidad de sus habitantes Algunas cosas han cambiado como el nombre de nuestro aparthotel y la ubicación de nuestra frutería preferida. Otras no, los mosquitos siguen aquí.

Revisé las fotos de los lugares recorridos y mis recuerdos no son tan nítidos como de costumbre. Es raro, porque suelo tener una muy buena memoria, no me quejo, es una buena excusa para regresar a todos esos sitios.
Ya les contaré …

Replica a Sara anda en el nordeste de Corfú – Los Viajes de Sara y Michel Cancelar la respuesta