Desde Ribeira Grande en Santo Antão

Zarpamos de Mindelo (Isla de São Vicente) a bordo del Chiquinho y desembarcamos en Porto Novo (Isla de Santo Antão). Tomamos un aluguer (camionetica o taxi colectivo) para Ribeira Grande, la modesta capital de la bella isla caboverdiana.

Vamos recorriendo una angosta carretera que bordea la costa con unos paisajes abruptos, a la izquierda, montañas volcánicas bien escarpadas, a la derecha, el mar bravísimo. El contraste de colores, acentuados por el azul del cielo, nos enamora inmediatamente.

Esta es una de las islas más verdes de Cabo Verde  y según los expertos un destino ideal para los amantes del senderismo, como nosotros.

Nos alojamos cinco días en Ribeira Grande y luego pasamos cuatro noches en Paul. Aquí les relato dos buenas caminatas desde nuestro primer hospedaje. En el próximo post, les contaré sobre el impresionante Valle de Paul.

Xoxo – Rabo Curto- Cachoeira de Vinha  (13 km, desnivel 897m)

El punto de partida de nuestra primera caminata se encuentra  a 3 km de nuestro apartamento. Como el trayecto es de 7 km, nos decimos que podemos incluir sin problema 3 km más. Teóricamente no hay dificultad mayor, pues se trata simplemente de seguir por la carretera con una pequeña pendiente positiva. Sin embargo el sol estaba candente.

Llegamos a XoXo (se pronuncia shosho), el punto de partida verdadero. Un singular pitón volcánico quiere asomarse en todas las fotos. Hacemos una pausa y comenzamos nuestro ascenso durante unos 2,5 km con una pendiente de 20%.  Necesité detenerme  casi cada 200 metros,  agobiada por el calor. En una de esas paradas nos pasa un señor mayor cargando leña, en otra nos detenemos en frente de la escuela.

Para parajes como estos se usa el adjetivo exuberante, la flora es variada y frondosa.  Llegados a Rabo Curto, comienza el descenso a través del valle,  es muy hermoso e impresiona por sus cultivos tradicionales, una señora viene descalza en sentido contrario y un poco más allá nos cruzamos con Pedro llevando un pesado saco de ñame,  en un excelente francés se detiene a conversar con nosotros.

En una sombrita, nos devoramos un sandwichito y nos terminamos el agua, pensando que en menos de 2 km encontraríamos agua en el bien referenciado Bar Relaxe Montanha. Estaba cerrado. Continuamos hasta el siguiente poblado, una decena de casas sin tienda. Los tres primeros kilómetros nos salieron salados. Muertos de sed, seguimos en búsqueda de la cascada. Fue la parte del camino más complicada, una subida de tierra no muy bien indicada hasta una angosta y vertiginosa levada (acueducto). Sin mirar mucho hacia abajo llegamos a la  Cachoeira de Vinha. Un sitio increíble. Es una cascada de 150 m, dividida en dos niveles. Nos encontramos en el piso de arriba, en una deliciosa poza, me tiré y nada hasta la caída de agua para beber. Fue súper refrescante. 

De regreso, la luz de la tarde nos regaló otras vistas y colores,  el desnivel es bastante pronunciado, mis rodillas pedían piedad. Al final del circuito encontramos un bar abierto con empanadas de pescado y un aluguer para retornar.

De Cruzinha hasta Ponta do Sol  (17 km, desnivel 741m)

Con mis cuadriceps adoloridos dudamos en hacer esta caminata lineal costera de más de 15 km, sobre todo por la logística necesaria  para llegar o regresar a los puntos iniciales o finales, ya que se puede hacer de Cruzinha hasta Ponta de Sol o viceversa.

Ponta do Sol, es la «ciudad» más turística de Santo Antão, por lo cual es muy sencillo llegar o partir de ella, por el contrario a Cruzinha solo llegan/salen los aluguers a medio día. Lo cual puede ser tarde para iniciar una larga caminata o costoso para regresar en taxi en la tarde.

Salimos temprano hasta la parada en búsqueda de otros caminantes para compartir un aluguer hasta Cruzinha. Allí nos topamos con Berna y Vale, dos amigas francesas con nuestra misma misión. Así llegamos. «Esto es lo más cerca que estaré de Caracas este año » pensé.

Iniciamos el recorrido con el viento de frente, viendo a los fatigados caminantes que finalizaban su viaje.  El viento es más bien agradable y se agradece. El camino está empedrado, es una via usada por los lugareños para trasladarse cotidianamente a lugares no accesibles por carretera. La ruta no es plana, es como una montaña rusa. Tiene sus muy buenas subidas y bajadas. El desnivel acumulado fue de 741m.

Las impresionantes vistas sobre el inmenso mar desatado me recuerdan lo lejos que estamos. Almorzamos a mitad de camino en Formiguinhas, en casa de Sonia, un restaurante  familiar, con una terraza que mira al mar.  El almuerzo 0 km es sancocho de pescado, servido por partes: el caldo, las verduras, el pescado y un poco de arroz, me pareció una especie de  Pot-au-feu.

Después de esta simple pero nutritiva comida, me costó retomar el ritmo de la marcha. Nos propusimos seguir hasta el pueblito de Corvo para tomar el café. 

Desde la terraza del improvisado café,  divisamos a Berna y Vale enfrentadas a una dura ascensión.  En nuestro turno, vamos penitentes comprobando que la subida es peliaguda. En cada viraje contemplamos una estación del Vía Cruci.

Al finalizar el calvario, divisamos Fontainhas un colorido y turístico pueblito. Se ve cerca pero está aún lejos. Después de Fontainhas, el sendero es menos interesante, una carretera de tierra costera. 

Finalmente llegamos a Ponta do Sol. Una gran concurrencia se concentra al oeste, esperando que el sol cruce el horizonte, algunos desde las piscinas naturales y otros en el malecón.

Hay tres restaurantes con terrazas, todas las mesas están reservadas por turistas europeos, la mayoría francófona. Disfrutamos  de la envolvente luz del atardecer y regresamos en aluguer hasta el Restaurante 5 de Julho, una deliciosa placita enfrente de la iglesia de Ribeira Grande, con una frecuentación más autóctona. Según Michel, las caipirinhas son tan buenas como en Brasil. Brindamos por la vida y por la libertad.  El 5 de julio, se celebra la independencia de Cabo Verde (1975) y también de Venezuela (1811).
Nuestras impresiones sobre Santo Antão continúan desde el Valle de Paul en el próximo post.

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2 respuestas a “Desde Ribeira Grande en Santo Antão”

  1. […] de cinco días en Ribeira Grande, nos mudamos a la Pousada o Recanto en Vila das Pombas, mejor conocida como Paul. La casa de la […]

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  2. […] seis islas en 44 días. Tres islas barloventeñas en 23 días: São Vicente, (9), Santo Antão (9), São Nicolau (5). Tres islas sotaventeñas en  21 días: Santiago (11), Brava (4) y Fogo […]

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