Goris y Tatev ( Armenia)

En Ereván, compartimos un taxi con Ismail, nuestro amigo Couchsurfer de Uzbekistán para viajar a Goris, al sureste de Armenia.

El trayecto de unos 230 Km, toma unas 4 horas, es una carretera sinuosa con bastantes huecos. En la parada, como en todas las paradas del mundo venden productos locales. Hay varios buses estacionados que viajan hacia Irán. Según dicen, los pasajeros adicionalmente de los deliciosos frutos secos armenios también se abastecen de botellas de pepsi-cola llenas de vino.

Más adelante nos topamos con un rebaño en medio de la carretera y un campesino que vendía sus espárragos. Ismael negocio un buen manojo para nosotros.

Llegamos a Goris, un pequeño pueblo en la Armenia profunda,  sus edificios son de la era soviética, en la plaza central  hay una pequeña réplica de la Torre Eiffel. Urbanísticamente Goris no presenta mayor atractivo.

Lo que sí es interesante es el Old Goris, en las afueras, en las colinas, se encuentran unas simpáticas chimeneas de hadas como las que habíamos visto en Capadocia, aparentemente estas viviendas trogloditas estuvieron habitadas hasta los años 60. Hay un sendero para recorrerlas, lo hicimos al final de la tarde con una luz muy favorecedora.

Nuestro hostel aunque muy básico tenía un encanto vintage, de museo, de good bye Lenin, de cosas de la abuela, en la habitación había muchas cobijas para el frío de la noche. Dispusimos de una cocina común, suficiente para saltear los espárragos.

En la mañana tomamos el teleférico las Alas de Tatev (Wings of Tatev), el teleférico más largo del mundo  (5.7 km) construido para visitar el Monasterio de Tatev y dinamizar la región.  El trayecto dura 12 min, las vistas sobre el cañon del Vorotan son espectaculares. 

El Monasterio de Tatev, uno de los más grandes de Armenia, impresiona por su ubicación, está construido sobre un acantilado, las bases de los muros se confunden con la roca. Su arquitectura sobria y la devoción de los fieles crea una atmósfera íntima de recogimiento y reflexión.

Fue en este monasterio donde el sacerdote me bendijo y  me regaló mi famosa cruz azul.

Al final de la tarde, regresamos en taxi a Goris, esta vez el trayecto en la serpenteante carretera tomó más de una hora incluyendo un par de paradas para disfrutar del paisaje. Ismail y Michel se aventuraron en el accidentado descenso hasta el río.  

Temprano, al día siguiente tomamos una marshrutka hacia Yeghegnadzor.

Este cuento continuará en un próximo post.

Una respuesta a “Goris y Tatev ( Armenia)”

  1. […] marshrutka que tomamos en Goris nos dejó en Yeghegnadzor, un pueblito con unas 8000 almas y muchos […]

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