Paris 2024

El pasado 28 de Julio, acompañé a Juan, mi hijo mayor a votar. Tomamos el metro hasta l’Étoile, la plaza donde está el Arco de Triunfo y desde allí recordando a Francisco de Miranda caminamos hasta el consulado.  Era un día soleado, los Campos Elíseos se encontraban llenos de turistas que habían venido por las olimpiadas. También vimos policías españoles e ingleses.

Al llegar nos explican el procedimiento, aquí el voto se realiza de forma manual. No hay máquinas. Afuera somos unos cincuenta, la mayoría vistiendo colores patrios. Estaba muy contenta, me conseguí a Beatriz mi primera amiga venezolana en Francia, a Luz, una muy buena amiga y a Norberto, un colega de la USB. Conversamos un rato y de allí me fui a la petanca en Vincennes.

Yo no pude votar, solo hubo una semana para poder cambiar el registro electoral. En ese tiempo no estuve en Francia. Sin embargo, Yulimar Rojas, quien estaba de visita para portar la bandera en el Sena, si pudo ejercer su derecho. En un día, la cambiaron de centro de votación. Ella no reside en Francia pero pudo votar acá. Michel me dice que es normal, que seguro cambiaron a todos los atletas olímpicos.

Desde el anuncio del grotesco fraude, viví una semana a la hora de Caracas, pegada a las RRSS. Dos semanas después de las elecciones, la dictadura venezolana ha asesinado a más de 23 venezolanos y secuestrado a miles de personas, entre ellos menores de edad. Hace tres días nos quitaron X. Igual sigo pegada a las RRSS.

He estado de muy mal humor. Me siento indignada. Con mucha rabia. Pero yo se que esta vez es diferente y es hasta el final.

Ayer, como casi todos los domingos, fuimos a jugar a la petanque. Fue un día muy caluroso y los compañeros me preguntan que porque me quejo del calor, que de donde vengo. Que difícil es explicar, que vengo de Caracas, la ciudad de la primavera eterna, la antigua sucursal del cielo, la sultana del Ávila, que después de pasar tres túneles te puedes bañar en el mar Caribe. Que nuestro país posee las reservas de petróleo más grande del mundo, pero que no hay gasolina y que hace diez años cuando deje mi tierra, mi salario de Profesor Titular equivalía 50 euros mensuales (si, mensuales). Que nuestra moneda ya no existe porque perdió más de una docena de ceros. Que somos más de un tercio de venezolanos fuera del país, en modo plan B.  Que en nuestro país están normalizados los cortes de agua y de luz, que pagamos por la educación básica de nuestros hijos y cuando podemos por nuestros  medicamentos. 

Que difícil es explicar que nuestros derechos humanos han sido violados en los últimos 25 años a un colectivo que se define mayoritariamente a izquierda. Aquí donde la libertad es la primera divisa de la República, donde se goza de un generoso sistema de seguridad social y de un sistema educativo de primera calidad gratuito, mal valorado por muchos. 

Yo no logro explicar que estamos gobernados por delincuentes narcotraficantes,  invadidos por cubanos y rusos y condenados a la miseria material. Siento que mis interlocutores no comprenden la gravedad de nuestra realidad.

Veo las imágenes  de un Maduro sórdido y agresivo, pero los titulares de la prensa europea no reflejan lo que yo y más de 7 millones de venezolanos expresamos en las urnas. La realidad supera la ficción, porque la mafia que nos desgobierna nos hace parecer un país de comiquita o un bochinche como dijo Miranda.

Francia ha estado embriagada por las Olimpiadas. No puedo decir que he sido indiferente, por supuesto que me he detenido a admirar la cruz de Djokovic, los saltos de Simone Biles, las brazadas de Leo Marchand y me deje cautivar por los rápidos servicios de Felix Lebrun. Soy muy afortunada, fuimos al Parque de Principes para los cuartos de final del fútbol olímpico y visitamos varias fans zones. Pero mi espíritu y mi mente están en Venezuela. Mis oraciones y  pensamientos están con Maria Corina, con nuestro presidente Edmundo González Urrutia, con los presos políticos, con sus familias, con mis querencias y con mis ganas de regresar. Casi a diario tengo sueños venezolanos (también dormida).

En estos últimos 15 días, en Francia hemos contado las medallas olímpicas y en Venezuela hemos contado nuestros votos y ganamos. Ganó Venezuela. ORO ! 🙏🥇

Hasta el final ❤️🇻🇪

7 respuestas a “Paris 2024”

  1. muy buen relato. Gracias

    Le gusta a 1 persona

  2. Cautivador, hasta el final 🇻🇪

    Le gusta a 1 persona

  3. Cautivador, hasta el final 🇻🇪

    Le gusta a 1 persona

  4. Avatar de Lorriaux Anne Brigitte
    Lorriaux Anne Brigitte

    Que Pena para tu paîs !

    Le gusta a 1 persona

  5. Avatar de Gonzalo Vivas-Rodriguez
    Gonzalo Vivas-Rodriguez

    Gracias Sarita por compartir con nosotros tus historias, está me tocó muy de cerca ya que son 23 años que decidí salir de Venezuela y es triste todo lo que le ha pasado a nuestro bello país.

    Le gusta a 1 persona

  6. […] Está declarada patrimonio de la Unesco. También admiramos su moderno altar de mármol diseñado por Lehanneur, el artista del momento, creó el vaso y la antorcha para los juegos de París 2024.  […]

    Me gusta

Deja un comentario