
En los noventa, inicie mis labores como profesora del Departamento de Electrónica y Circuitos de la Universidad Simón Bolívar. En un primer día de clases se me acercó un chamo, me saludó con un beso y hablamos unos minutos,
— Te dejo, tengo clases. – le dije.
— Si, yo también, pero el profesor no ha llegado — me respondió
— Bueno, es que la profesora soy yo.
Este chico había estado en mi casa unos días antes, era el empate de una de mis mejores amigas.
Así pasaron los trimestres, creyéndome del mismo grupo etario que los estudiantes de redes eléctricas, hasta el día en que mi hijo mayor presentó la prueba de admisión a la Universidad. Entonces me di cuenta que casi veinte años habían pasado y que yo podría ser la mamá de cualquiera de ellos.
Hace cinco años que no piso un aula. Ahora en Francia, cuando tomo el bus, las señoras con carritos de compra siempre me comentan sobre la lluvia, el frío, los resfriados y el precio de los tomates. ¿Cómo me perciben? Me pregunto, si pronto seré como ellas o si ya soy una de esas señoras conversadoras !
¡Feliz día de la Juventud !

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